Buen viaje con la lectura
Cada viaje es una porción de vida, y cada relato de viaje, la ilusión de captar el movimiento y detenerlo en palabras.
¿Cómo contar, en esa pérdida de una misma y de todo lo conocido, un lugar extranjero o extraño? ¿Cómo explicar la paradoja de vivir una experiencia, de adquirir cierto conocimiento del lugar y, al mismo tiempo, sentirse como perdida en este mundo?
Las nueve crónicas que componen este libro fueron escritas en distintos viajes y mudanzas, momentos a lo largo de más de veinte años, a través de una escritura inmediata o a la distancia. Irán, Armenia, Varsovia o Venecia, viajes en barco o a través de montañas en una república en guerra, una inmensa cabeza de Lenin olvidada en el patio de un museo, caminatas por jardines chinos o el recuerdo que genera una taza rota comprada en un pueblito del sur de Alemania son los lugares y temas que intentan reflejar ese intrincado naufragio que es la vida humana, para la que no existen guías ni instrucciones de viaje.
Autora de textos e imágenes: Liliana Villanueva
Cada viaje es una porción de vida, y cada relato de viaje, la ilusión de captar el movimiento y detenerlo en palabras.
¿Cómo contar, en esa pérdida de una misma y de todo lo conocido, un lugar extranjero o extraño? ¿Cómo explicar la paradoja de vivir una experiencia, de adquirir cierto conocimiento del lugar y, al mismo tiempo, sentirse como perdida en este mundo?
Las nueve crónicas que componen este libro fueron escritas en distintos viajes y mudanzas, momentos a lo largo de más de veinte años, a través de una escritura inmediata o a la distancia. Irán, Armenia, Varsovia o Venecia, viajes en barco o a través de montañas en una república en guerra, una inmensa cabeza de Lenin olvidada en el patio de un museo, caminatas por jardines chinos o el recuerdo que genera una taza rota comprada en un pueblito del sur de Alemania son los lugares y temas que intentan reflejar ese intrincado naufragio que es la vida humana, para la que no existen guías ni instrucciones de viaje.
Autora de textos e imágenes: Liliana Villanueva